Hernando C. Gómez Prada entrevista a Virginia Yagüe Romo, presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA).
La guionista y novelista Virginia Yagüe es presidenta de CIMA (Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales), desde el año 2014. Yagüe es también vicepresidenta de DAMA (Derechos de Autor de Medios Audiovisuales), Entidad de Gestión de Derechos de Propiedad Intelectual autorizada por el Ministerio de Cultura mediante Resolución de fecha 5 de abril de 1999 (BOE 9 abril de 1999).
¿Qué es CIMA?
CIMA es la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales. Creada en 2006, está integrada por casi cuatrocientas profesionales de las distintas especialidades creativas y técnicas del sector cinematográfico y audiovisual de España.
A través de actividades, ciclos, presencia en festivales e intervenciones en las leyes reguladoras del sector, CIMA trabaja activamente atendiendo a dos objetivos fundamentales: aumentar la presencia de mujeres profesionales en el sector y contribuir a una representación equilibrada de la mujer dentro de los contenidos que ofrece el medio audiovisual.
¿En qué contexto se creó esta Asociación?
CIMA se crea cuando las profesionales son conscientes de algunas dificultades profesionales que parecían tener que ver específicamente con el hecho de ser mujeres. Para ello, CIMA impulsa estudios sociológicos que avalan con datos esa realidad discriminatoria.
Este análisis surge casi en paralelo con la promulgación de la Ley Orgánica para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres, aprobada el 22 de marzo de 2007 en España. Esta ley, con sus 32 disposiciones, pretendía convertirse en la “Ley-Código de la igualdad”. En su Artículo 11 hablaba de acciones positivas encaminadas a garantizar la igualdad. Estas acciones positivas se desarrollaban en su artículo 26, referido a la creación artística e intelectual, con la previsión de la puesta en marcha de políticas activas y medidas de acción positiva por parte “de los distintos organismos, agencias, entes y demás estructuras de las administraciones públicas que de modo directo o indirecto configuran el sistema de gestión cultural. Dichas políticas y medidas irán encaminadas a las producciones y creaciones artísticas e intelectuales de autoría femenina, al reequilibrio en la presencia de hombres y mujeres en la oferta artística y cultural pública, a conseguir una participación equilibrada en los órganos de gestión y decisión del sector, y, en general, a eliminar cualquier tipo de desigualdad que puedan sufrir las mujeres en este ámbito” (según aparece en el Artículo 26 de esa Ley Orgánica). Lamentablemente la aplicación de esta ley quedó en una mera declaración de intenciones que llegó a concretarse con dificultad en distintos ámbitos, especialmente en el medio cultural y específicamente en el cinematográfico.
¿Cómo ha cambiado la industria desde la creación de CIMA, ahora hace 12 años?
En 2007, con Carmen Calvo como Ministra de Cultura – una convencida feminista, recientemente nombrada Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de Igualdad – y Fernando Lara en la Dirección General del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA) http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/cine/inicio.html;jsessionid=857CBA707708EFC9D0A39868DEA05D06 , se elaboró la Ley del Cine que, por primera vez, incluía entre las funciones del ICAA establecer “medidas de fomento de la igualdad de género en el ámbito de creación cinematográfica y audiovisual” y recogía la igualdad de género como factor a tener en cuenta en la concesión de ayudas en nuestra cinematografía.
La propuesta de CIMA se resumió en dos ejes fundamentales. En primer lugar, que las acciones positivas debían ser temporales y proporcionales respondiendo al objetivo de evitar la pérdida de talento que supone la exclusión de la mitad de la población en cualquier ámbito para avanzar hacia una sociedad más justa y democrática. Y, en segundo lugar, la demanda para que las ayudas a la cinematografía tuvieran una puntuación, concreta y a priori, para los proyectos dirigidos o producidos por una mujer o con una mujer como autora del guión.
Desde esos inicios hemos pasado por muchas fases, incluidos momentos muy desalentadores, donde se aplicaban medidas de acción positiva que no eran las que solicitaba nuestra asociación y que en nuestra opinión no solo no iban a beneficiar a las mujeres creadoras si no que podían incluso perjudicarlas al crear lo que podemos denominar un “espejismo de igualdad”, es decir, medidas ineficaces que parecían conceder ayudas sin que eso fuera una realidad. Desde nuestra asociación se ha peleado mucho, e insistentemente, para garantizar ese cambio y evitar perversiones en las aplicaciones de ley y ayudas.
¿Qué estamos haciendo mal en nuestra industria?
Falta un compromiso real y efectivo con la igualdad. Sin esa implicación será imposible avanzar. Es habitual seguir encontrándonos con el cuestionamiento de la necesidad y eficacia de las acciones positivas. Desde el punto de vista en ámbitos como la cultura y específicamente en el cine, con índices de discriminación tan altos, que nos sitúan en un 26% de representación general respecto a un 74% de presencia masculina en el sector, estas medidas son absolutamente necesarias. Como también es imprescindible elaborarlas siguiendo el criterio de especialistas en género y escuchando las propuestas de las asociaciones que han trabajado en el tema. Tener que seguir justificando este nivel tan primario a estas alturas nos resta energía para ampliar nuestra mirada a un ámbito global donde cada uno de nuestros pasos estratégicos contemplen la igualdad como una necesidad integral.
Además de la sororidad. ¿Echas en falta la solidaridad por parte de los compañeros? ¿Es una cuestión de privilegios? ¿No quieren perder sus privilegios?
Toma de conciencia y verdadero compromiso. Era habitual recibir con jocosidad nuestras demandas o asistir a cuestionamientos directos sobre el hecho discriminatorio que se vive en nuestro sector, un sector en apariencia progresista pero que convive con el mismo sistema patriarcal que condiciona absolutamente todas las estructuras. Ciertamente el panorama ha cambiado en los últimos tiempos. Noto más seriedad y respeto. Aunque me preocupa que estas posiciones sean meras apariencias efímeras.
Ante la evidencia de una mirada androcentrista, ¿existe la mirada femenina?
No soy nada partidaria del término cine de mujeres. No creo que las mujeres hagan un cine distinto por el hecho de ser mujeres. No creo tampoco que ese cine tenga necesariamente que ser más intimista o sentimental. Creo que las mujeres cineastas han vivido en un sistema donde los condicionantes de producción y la confianza que se colocaba en ellas les hacía hacer un determinado tipo de cine, ese que el presupuesto que les daban les permitía hacer, de media menos de la mitad del presupuesto del que contaban sus compañeros varones para sus películas. Creo que las mujeres pueden hacer un cine ambicioso o de acción, con gran presupuesto, igual que lo hacen los hombres. Cuando esas condiciones de libertad sean reales, entonces podremos hacer un análisis comparativo en función de género del cine que hacen unas y otros.
Octavio Salazar, en una publicación del 5 de noviembre de 2017, argumenta que: “en el cine español continúa habiendo una evidente segregación no solo horizontal sino también vertical desde el punto de vista del género, lo cual significa no solo que las mujeres continúen siendo prisioneras de determinados estereotipos, sino que también están lejos del liderazgo”. ¿Qué medidas se han tomado desde CIMA para cambiar este problema? ¿y desde las administraciones?
Desde las administraciones nuestro trabajo ha sido intenso con el ICAA. Hablaba antes de los inicios y de los momentos duros hasta que hemos llegado a la última orden que rige el sistema de ayudas a la cinematografía.
Apoyándonos en el último informe de CIMA, hemos tratado de aumentar los puntos generales dedicados al fomento de igualdad, que han pasado de 4 a 7, aunque todavía no llegan a los 10 solicitados. Atendiendo a los estudios de representación de las mujeres cineastas en nuestro sector, hemos alentado al ICAA para que sean beneficiarias de esa puntuación todas las profesionales que deciden contenidos (dirección, guión y producción) y pueden modificar estereotipos y/o generar referentes, y la aportación de puntuación a las distintas jefaturas de equipo con mujeres al frente. De esta manera, tratamos de elevar el número de profesionales atendiendo especialmente a las especialidades con una representación más baja y que necesitan de un impulso específico, con lo que atendemos los dos niveles discriminatorios a los que hacías referencia.
La necesidad de una mayor presencia de mujeres en el cine español os llevó el pasado 2 de febrero a presentar la iniciativa #Másmujeres. ¿Cómo surgió la idea de la iniciativa? ¿Estáis satisfechas con la repercusión mediática obtenida?
Era nuestra manera de reclamar una presencia efectiva de mujeres en nuestro sector y una forma de evidenciar el sonrojo que nos producía seguir padeciendo esta situación de desigualdad. La acción #MásMujeres quería convertirse en viral la noche de la Gala de los Goya para obtener una repercusión mediática contundente, en consonancia con movimientos como #TimesUp. Lanzamos una reclamación legítima con el símbolo del abanico rojo, con la capacidad de reclamar la atención y a la vez mover el aire, como simbología de todo lo que debe cambiar. En esa Gala, sin ir más lejos, sólo había un 27% de mujeres nominadas y en ocho categorías no había ni una sola mujer. La acción fue un contundente éxito. Los abanicos estuvieron presentes, coparon titulares y atención y se convirtieron en la antesala de otras acciones por una mayor presencia de mujeres en los ámbitos de la cultura. Por supuesto, los abanicos fueron parte de las manifestaciones del 8 de marzo y esperamos que sigan acompañando al nuevo gobierno que cuenta con una presencia mayoritaria de ministras, esa corriente de aire nuevo que tan deseable nos parece.
Os basáis en el último informe CIMA 2016 para lanzar vuestras reivindicaciones, las cifras son realmente alarmantes, el 74% del cine español está ocupado por hombres. Además del daño económico. ¿qué otros daños se producen?
Falta de visibilidad y referentes para las nuevas generaciones. Falta de cargos de responsabilidad que equilibre las estructura. Falta de mujeres en puestos donde se deciden contenidos y surgen las historias que luchan contra nefastos estereotipos. Falta de jefas de equipo en puestos técnicos para romper con los clichés de especialización. Falta, en definitiva, de un cine rico, diverso y plural que esta sociedad se merece.
¿Qué imagen trasladamos sobre los modelos de mujer en el cine español?
Lamentablemente todavía mujeres pasivas, subordinadas a la acción del hombre, cuyas realidades no tienen relación con la realidad que las mujeres vivimos en nuestra sociedad. Mujeres en muy pocos casos protagonistas de las historias, con vidas laborales, construyendo sus vidas bajo el dictado de sus propias decisiones. Mujeres que a partir de los cuarenta años desparecen del relato y, según datos de Aisge (Artistas Intérpretes, Sociedad de Gestión), su representación se restringe a un mínimo 7%. Como si no existiéramos. Como si sólo estuviéramos ahí para acompañar a los varones. Condenadas a ser bellas y eternamente jóvenes. Sin voz. Sin palabra. Sin decisión. Irreales, limitadas, pasivas o invisibles cuando no perniciosas o negativas.
El feminismo tiene el peligro de convertirse en una moda pasajera o una tendencia que convierta una demanda política en un eslogan, banalizándolo, vaciándolo de contenido y de potencia política y transformadora. ¿Cuál es el siguiente paso para lograr cambios reales?
Hay que estar vigilantes. Exigir que las medidas de cambio sean reales. Que se apliquen las medidas de acción positiva que impliquen cambios, y que se realicen seguimientos y evaluaciones por parte de las asociaciones y profesionales competentes en la materia para corregir cualquier tipo de distorsión. Los cambios sólo se consiguen colocándonos objetivos. Y el objetivo es alcanzar la igualdad plena y real. No cabe la ingenuidad. Sabemos que las estructuras patriarcales son implacables y llevan siglos de asentamiento. Por eso nuestros principios deben ser muy sólidos y claros.
Tras “el boom femenino” de los 90, muy pocas directoras han tenido la oportunidad de continuar su carrera con un segundo largo. ¿Se ha perdido una generación?
Sí, ciertamente. Esta realidad estaba en la génesis de CIMA y fue ratificada por el primer estudio plasmado en el libro Cine y Género en España y evidenciaba que muchas compañeras no estaban consiguiendo tener una continuidad en sus carreras. Y eso tiene unas implicaciones terribles en el sentido de no poder evaluar sus evoluciones y asentamiento como creadoras. Esa pérdida ha sido un hecho que supongo que podremos analizar en su dimensión con el tiempo. Tendremos que sacar conclusiones sobre la responsabilidad social e industrial que esa pérdida ha supuesto.
¿Cómo ves el futuro del audiovisual español? ¿Pasa por la creación de productoras para mujeres? ¿Cambiar el sistema de distribución? ¿Ayudas estatales?
No podría darte una respuesta concreta. Habría que esperar a que las medidas orientadas a las ayudas estatales se asentaran y dieran frutos. Desde mi punto de vista, esa realidad unida a una conciencia colectiva de la necesidad de contar con los puntos de vista de las mujeres y sus relatos sería un buen escenario para hablar de cierto cambio. Y, a partir de ahí, las opciones pueden ser muy amplias y diversas. Es cierto que si las cosas no cambian, las profesionales reaccionarán y lo harán como siempre, haciendo valer su talento y su enorme capacidad. Para demostrar que ahí estamos y que no vamos a desaparecer. Que seguiremos empeñadas en plasmar nuestro punto de vista. Que nuestros relatos son tan importantes como los de nuestros compañeros. Que somos la mitad de este mundo.
Para saber más
Arranz, F. (Dir.). (2010). Cine y género en España. Madrid, Cátedra (Feminismos).
Salazar, O. (5 de noviembre de 2017). Mujeres y cine: una cuestión de poder. Eldiario.es Recuperado de: https://www.eldiario.es/tribunaabierta/Mujeres-cine-cuestion-poder_6_704889516.html Consultado el 11 de junio de 2018.
Suarez Cuenca, S. (2016). Informe CIMA 2016. La representatividad de las mujeres en el sector cinematográfico español. Recuperado de: https://cimamujerescineastas.es/wp-content/uploads/2018/01/INFORME-FINAL-ESTUDIO-2016.pdf Consultado el 11 de junio de 2018.
Zecchi, B. (2014). La pantalla sexuada. Madrid, Cátedra (Feminismos).
Zecchi, B. (2014). Desenfocadas. Cineastas españolas y discursos de género. Barcelona, Centre Dona i Literatura, Icaria.
Zurian, F.A (ed.). (2017). Miradas de mujer. Cineastas españolas para el S. XXI. Madrid, Síntesis.
Zurian, F.A. (ed.). (2015). Construyendo una mirada propia: mujeres directoras en el cine español. De los orígenes al año 2000. Madrid, Síntesis.