‘Elisa y Marcela’: fotogramas de un Stonewall a la gallega

+ info: Pikara

Llevo casi diez años embobada con la historia de Elisa y Marcela. Celebré la última edición del libro del investigador Narciso de Gabriel, la obra de teatro de A Panadaría, y poder quedar en la calle Marcela e Elisa de mi ciudad, donde todo comenzó. Adelanto que este detalle geográfico tal vez se os pase un poco por encima al ver la película, porque Galicia pasa a ser un decorado anecdótico y un pulpo que no se sabe muy bien qué pinta en un momento íntimo… Como si no tuviese mayor mérito que el primer matrimonio por la iglesia entre dos mujeres hubiese ocurrido en provincias.

Nos consta que Isabel Coixet también llevaba años fascinada con la historia, guión bajo el brazo, buscando un Netflix que quisiera concederle un espacio donde plasmar su visión artística. Por ese tesón disculpo que anhelase llenar todo ese metraje que le dieron. Elisa y Marcela padece horror vacui, ese miedo a dejar el cuadro con vacíos o interpretaciones diferentes a la que ella propone. Nos coge de la mano para contarnos un círculo perfecto, un argumento harto lineal.

El ‘matrimonio sin hombre’ que inspiró a Isabel Coixet: la historia real detrás de «Elisa y Marcela»

+ info: El Diario.es

En 1901, siendo Alfonso XIII menor de edad, María Cristina, la reina regente, convocaba unas elecciones que volvían a proclamar a Sagasta como Presidente, cargo de ocupaba por séptima ocasión. La Segunda República aún tardaría treinta años en llegar y España era un lugar profundamente católico y conservador. Por eso no deja de sorprender que fuese la Iglesia quien oficiase el primer matrimonio homosexual del que se tiene constancia documental en nuestro país.