Con menos de 200 largometrajes anuales, un 30% de la producción norteamericana, apenas seis empresas (Paramount, Disney, Warner, Columbia, Fox y Universal) ingresaron, en 2007, casi 27 billones de dólares y, en la práctica, controlan el mercado internacional. A diferencia de otros tiempos, en los que las salas constituían la única fuente de recaudación, desde hace algunos años el consumo mayoritario del cine se produce en el ámbito doméstico, a través de una cadena de ventanas que incluyen los distintos canales de televisión (en abierto, de pago o pago por visión), el vídeo y el DVD o el ordenador. La dependencia de estas seis empresas respecto a grandes conglomerados multimediáticos (Vivendi, Sony, Time, News Corporation o Viacom) propicia la sinergia entre estas distintas ventanas y convierte a las películas en lujosos spots publicitarios destinados a promocionar marcas aplicables a distintos productos, desde franquicias a empresas de todo tipo hasta otras formas de entretenimiento, como los cómics, los parques temáticos o los videojuegos.