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Hablar de Roberto Cobo es remontarse a 1977, cuando las salas de cine recibían a “El Lugar Sin Límites” de Arturo Ripstein. La crítica quedó fascinada por la historia, que retrataba puntualmente la homosexualidad, la marginación y el amor pasional en una década en la que los prejuicios se mantenían latentes; pero Roberto Cobo fue el más aplaudido y celebrado por su papel de “La Manuela”. Hasta ese momento, su personaje más importante había sido “El Jaibo” en “Los Olvidados”, pero La Manuela era diferente. Era un personaje mucho más atrevido, con matices más profundos y una historia dura detrás de él.
La Manuela terminó por consolidar a Cobo como un actor de alto nivel, ya que como él mismo menciona, «Hay que tener muchas bolas para ponerse un vestido». A pesar de su preparación, la crítica mencionó que ser homosexual fue de gran ayuda para el actor, puesto que fue un papel mucho más natural que el Jaibo. No obstante, Cobo era un gran actor: ser o no homosexual salía sobrando para él. «Interpreté una cosa que estaba escrita. Claro, esta situación la conozco en carne propia, pero en la película no deja de ser una interpretación. ¡No soy La Manuela! Además, no quiero llegar a ser considerado como “el homosexual de la pantalla”. Aceptaré papeles de homosexual solamente si son grandes papeles. Quiero seguir siendo actor, interpretar todo tipo de personajes».