La Ley Trans, cuando la voluntad expresa no basta…

El Ministerio de Igualdad no está dispuesto a renunciar, pero su socio de Gobierno exige un texto con «seguridad jurídica».

La voluntad expresa en cuanto a la autodeterminación de género sigue siendo el problema a resolver. No basta para algunas personas o, al menos, ese es el principal motivo de rechazo que se expone en el escenario público. ¿Quizá porque piensan que es el más rebatible?

Llama también la atención que la polémica se haya centrado solo en un aspecto. La comunicación polarizada tiene también este efecto: aconseja centrar el discurso/el argumento en una única idea. Si se acierta en esa elección, ganar la lucha retórica está casi garantizada.

Pero, ¿cómo se ha resuelto (o no) en otros países? Si la autodeterminación de la propia persona no se considera suficiente, ¿quién, qué o quienes (y cómo) han de intervenir para certificarla?

Pues bien, la cuestión está en decidir a qué opinión dar valor:

  1. ¿A la que procede del entorno social más cercano; es decir, a las personas que pueden atestiguar una realidad?  Ejemplo: debe haber estado viviendo de acuerdo con dicha identidad durante 3 años y conseguir testigos que así lo expresen (Alemania)
  2. ¿A la judicial, como garante de que aquello no es una ocurrencia que, además, puede haber sido algo improvisado tras, por ejemplo, una mala noche? Ejemplo: se necesita el aval de los tribunales de familia o por un notario público (Francia)
  3. O ¿la decisión médica, pues solo el patologizador puede despatologizar? Ejemplo: se requiere de un informe psicológico (Austria)

Hemos hecho un resumen algo irónico, perdonen ustedes.

Mejor lean el artículo completo y ya decidirán ustedes la mejor opción:
«Cuatro posibles puntos de encuentro sobre la Ley Trans para un feminismo dividido»
Infolibre (Sabela Rodríguez Álvarez)

Una recomendación de Amparo Huertas Bailén, coordinadora del Máster en Comunicación LGTBI+ – UAB