El deseo es tan fluido como el mar abrirá sus puertas en el Museu Marítim (Barcelona) el próximo día 28 de junio.
En el imaginario popular persiste la idea del marinero como paradigma del hombre hipermasculino, siempre dispuesto a ir detrás de las mujeres y a correrse una juerga cada vez que llegan a puerto. Pero, ¿cómo es su vida sexual y afectiva cuando están en alta mar, aislados durante semanas, meses o incluso años? Obviamente han mantenido relaciones entre ellos a lo largo de los siglos, “si hay amores homosexuales en el mar es porque también los hay en la tierra”, señala el historiador Víctor Ramírez Tur, pero las necesidades de la vida a bordo hace también que el deseo fluya, se vuelva más flexible, y que los heterosexuales descubran que el límite imaginado no era una línea tan dura.
Leer completo: La Vanguardia (Teresa Sesé)