Aprendiendo del virus

+ info: El País (Paul B. Preciado)

(imagen: detalle de retrato de Michel Foucault)

La gestión política de las epidemias pone en escena la utopía de comunidad y las fantasías inmunitarias de una sociedad, externalizando sus sueños de omnipotencia de su soberanía política.

Si Michel Foucault hubiera sobrevivido al azote del sida y hubiera resistido hasta la invención de la triterapia tendría hoy 93 años: ¿habría aceptado de buen grado haberse encerrado en su piso de la rue Vaugirard? El primer filósofo de la historia en morir de las complicaciones generadas por el virus de inmunodeficiencia adquirida, nos ha legado algunas de las nociones más eficaces para pensar la gestión política de la epidemia que, en medio del pánico y la desinformación, se vuelven tan útiles como una buena mascarilla cognitiva.

Suspendido en Qatar un acto del grupo Mashrou Leila por «seguridad» ante presiones contra la comunidad LGTBI

+ info: Europa Press

Suspendido en Qatar un acto del grupo Mashrou Leila por «seguridad» ante presiones contra la comunidad LGTBI

Una universidad estadounidense ha anunciado la suspensión de un acto en su campus en Qatar en el que iba a participar el grupo libanés Mashrou Leila, cuyo cantante es abiertamente homosexual, citando «motivos de seguridad», ante presiones contra la comunidad LGTBI.

«La decisión ha sido adoptada por motivos de precaución derivados de varios factores, incluidos motivos de seguridad para la banda y la comunidad», ha dicho Jon Yates, director de comunicaciones de la Northwestern Universit.

La voz de Galicia (29/07/2019): Mashrou Leila, los héroes del «indie pop» árabe, perseguidos por homofobia

Vídeo: Mashrou’ Leila: NPR Music Tiny Desk Concert (2016)

Video: Mashrou’ Leila – Cavalry (Official Music Video)

 

 

 

Elizabeth Duval: “Ser trans no significa tanto en mi vida”

+ info: El País (Álex Vicente)

La joven escritora publica ‘Reina’, una primera novela en clave autobiográfica donde relata su experiencia como estudiante de Filosofía y Letras en la Sorbonne de París, su ciudad desde hace dos años.

En su país, Elizabeth Duval (Alcalá de Henares, 2000) es una estrella mediática. En París, en cambio, es solo una estudiante universitaria más. La joven escritora cursa el doble grado de Filosofía y Letras Modernas en la Sorbonne, donde se funde en una masa de alumnos que cargan con tote bags y engullen paninis veganos bajo el tímido sol que entra en el patio. “París es una manera de alejarme de esa existencia como figura pública”, escribe en Reina (Caballo de Troya), su primera novela autobiográfica, a falta de un nombre mejor. El libro es, a la vez, una autoficción y una crítica a su impúdico dispositivo. “Es un libro escrito a regañadientes, que no quiere ser leído. Lo que me interesaba era reflexionar sobre la difícil posición en la que te sitúa firmar un libro así, contar un relato con la parte morbosa que implica toda literatura del yo”, responde la autora. En el libro, que recoge sus primeros meses como estudiante en París, Duval relata cómo se pincha triptorelina para bloquear la producción de testosterona en su cuerpo. Pero también, o sobre todo, narra su peculiar historia sentimental con Aurore, las tesis sobre las relaciones subterráneas de su íntimo amigo Théo y su breve rollo con Rebecca, una joven que logró fundamentar buena parte de su memoria de posgrado en que Sylvia Plath era lesbiana y estaba carcomida por la heterosexualidad (el jurado le dio la razón).