El poder de las fans #visibLES

Autora: Celina Navarro (Comunica LGTBI InCom-UAB / Máster en Comunicación LGTBI+)

En los últimos años las comunidades de fans de mujeres lesbianas y bisexuales se han hecho globales gracias a las redes sociales. En plataformas como Twitter, Instagram o Tumblr se pueden encontrar fácilmente todas las escenas sobre personajes lésbicos de series de televisión internacionales con subtítulos en muchos idiomas, además de un gran volumen de noticias, memes y fanfictions sobre estas mismas historias. La poca cantidad de referentes hace de este grupo una audiencia activa y comprometida con los contenidos en que nos sentimos representadas.

Al mismo tiempo, los personajes lésbicos en televisión han aumentado de forma casi exponencial. Numerosas series, tanto de las nuevas plataformas como de los canales de televisión tradicional, han introducido historias de mujeres que tienen relaciones afectivas y sexuales con otras mujeres, casi pareciendo que una serie no se puede emitir sin estos personajes. La mayor presencia de estas protagonistas y sus historias en los medios, como productos culturales, es importante por su poder de transmisión de valores, imaginarios culturales y formas de socialización. Esto ayuda a lograr una sociedad más igualitaria, así como a la creación de referentes para personas dentro (y fuera) del colectivo LGTBI. Gran parte de este éxito es gracias, sin duda, al movimiento de las audiencias globales de las mujeres LB.

En 1999 aparecía en nuestras pantallas el primer personaje lésbico español de ficción, Diana Freire en 7 Vidas. Desde ese año han existido muchos personajes en las series, tanto locales como internacionales, que han ido evolucionando hasta la situación actual que, aunque dista de ser perfecta, se va acercando a representar la diversidad del colectivo.

Llegar al punto actual ha sido un camino repleto de un sinfín de ESTEREOTIPOS

Estas historias han estado marcadas, por ejemplo, por la dicotomía entre las lesbianas masculinizadas y las lesbianas hipersexualizadas dentro del esquema heteronormativo, pareciendo que no hubiese ninguna realidad entre un extremo y otro del espectro, o por el síndrome de la lesbiana muerta. Hasta hace no tantos años parecía casi imposible que las mujeres lesbianas de una ficción terminaran vivas y felices. Y si no, que se lo pregunten a las fans de The 100.

Otra práctica habitual de las producciones ha sido el queerbaiting, la introducción de un personaje LGTBI en la ficción para hacer subir la audiencia sin profundizar en ningún aspecto de la persona más allá de su identidad u orientación sexual. O la creación de una relación estrecha entre dos personajes del mismo sexo para mantener a la audiencia LGTBI enganchada, pero sin terminar en ningún tipo de acercamiento romántico o sexual entre los personajes. Mientras que son muy conocidas las expectativas de las fans de Xena: la princesa guerrera, una serie de finales de los 90, con la relación entre la protagonista y su compañera de viaje Gabrielle, esta técnica sigue presente en series actuales como Killing Eve. Por suerte, también se han creado títulos que rompen con muchos de estos estereotipos y presentan personajes complejos y caracterizados más allá de su orientación sexual como Orange is The New Black, The L Word: Generation Q o Batwoman.

Sin embargo, y aunque pueda sorprender, el género que está revolucionando a las audiencias globales formadas por lesbianas y bisexuales es la TELENOVELA

Las series de emisión diaria en España y Latinoamérica, descritas en muchas ocasiones como antiguas y con una audiencia envejecida, han apostado por la creación de historias lésbicas y bisexuales con el respaldo de una audiencia internacional comprometida con las historias. El éxito en redes sociales de hashtags con el nombre del shippeo de parejas de mujeres como #Luimelia, #Juliantina o #Maitino han sobrepasado las expectativas de sus equipos creadores y de las propias actrices, convertidas en referentes. Estas series han encontrado en las fans lesbianas y bisexuales del mundo un motor para sus series, haciendo aumentar su popularidad, y un aliciente para apostar por estos personajes.

#Luimelia (Antena 3, España)

La pareja con más fans y repercusión a nivel mundial es la formada por Luisita (Paula Usero) y Amelia (Carol Rovira) de la serie Amar es para siempre, ficción ambientada en los años 70. El éxito de la pareja está, sin duda, relacionado con el buen tratamiento y desarrollo de la historia y el carácter polifacético de los personajes. Además, el personaje de Amelia tiene clara su orientación sexual desde el principio de su aparición en la serie, ahorrándonos otra salida del armario de un personaje en la edad adulta.

Para aprovecharse del éxito y satisfacer la demanda de las fans, la cadena y productora decidieron crear un spin off de la pareja en formato de webserie cogiendo el nombre del shippeo como título de la ficción. Estrenada en febrero de este año, la webserie ya ha sido renovada para una segunda temporada gracias a la gran audiencia en la plataforma Atresplayer Premium, donde están disponibles los episodios.

(La imagen principal pertenece a esta serie)

#Juliana (Univisión/Las Estrellas, México)

La telenovela Amar a muerte, con toques de género fantástico, presentó a Juliana (Bárbara López) y Valentina (Macarena Achaga), dos jóvenes estudiantes. Mientras que en algunos momentos hubo alarmas de queerbaiting y críticas por la hipersexualización de los personajes, la popularización de la pareja tuvo un impacto en el aumento de audiencia de la serie e hizo que la relación entre ellas siguiera adelante. El final de la serie fue criticado por las fans por la falta de presencia de la pareja, mientras que la promoción en redes se centró casi exclusivamente en ellas.

Después de ese final, parece que han entendido el poder de las comunidades de fans locales e internacionales y la productora, y las actrices, han asegurado que están trabajando en un spin off en forma de serie y película.

#Barcedes (Mega, Chile)

En la serie histórica Perdona nuestros pecados se nos presenta a Bárbara (María José Bello) y Mercedes (Soledad Cruz), una mujer casada y una maestra de escuela en un pueblo rural durante los años 50 y 60. Esta historia supuso un gran hito para la ficción chilena, apostando por la relación entre las dos mujeres y mostrando de forma extensa y sin muchos tabúes su evolución, considerando que se trata de una serie de televisión en abierto. Además, también hay que destacar como trama interesante y novedosa la religión y su impacto en las personas LGTBI.

Con el fin de la serie en agosto de 2018 se generó una campaña en redes sociales para conseguir un spin off de Barcedes. Por el momento, sin resultado positivo.

#Flozmín (Canal 13, Argentina)

Por último, la telenovela Las Estrellas está protagonizada por cinco hermanas que se reúnen de nuevo después de la muerte de su padre para dirigir su hotel. Encontramos a Flor (Violeta Urtizberea), una de las hermanas, y a Jazmín (Julieta Nair Calvo), la ayudante de cocina del hotel, y pronto vemos que su relación es más que una amistad. El punto interesante de esta pareja es que nos muestra a un personaje con el síndrome de Tourette que se enamora de otra mujer, construyendo así unos personajes complejos, lo que amplia la diversidad de los personajes lésbicos.

El 26 de abril, día de la visibilidad lésbica en España y al que cada vez se suman más países, nos recuerda la importancia de la presencia de las lesbianas en el espacio público para luchar contra la discriminación y la invisibilidad.

La mayor representación mediática de mujeres con relaciones afectivas y sexuales con otras mujeres es una buena noticia. Además, su gran éxito en las telenovelas, género tradicionalmente costumbrista, parece una señal del avance de la visibilidad en diferentes contenidos culturales con público generalista.

Aun así, hay que seguir luchando, con el poder de las comunidades de fans, para conseguir una representación feminista y diversa de los personajes mostrando todas las realidades lésbicas. Solo así conseguiremos la normalización de nuestras identidades.

«Gais con power»

Autora: Amparo Huertas Bailén (Comunica LGTBI InCom-UAB / Máster en Comunicación LGTBI+)

Muy probablemente crear un archivo nacional de la memoria histórica LGTBI en España no sea nada fácil. A la temática, se suma la falta de interés por parte de las instituciones en impulsar proyectos archivísticos en general, como queda reflejado en los habituales problemas de descoordinación entre administraciones. Al final, parece que solo podrá acabar siendo consultable aquello que ha caído en “buenas manos”, coleccionistas cuidadosos/as y centros, como el caso de algunas bibliotecas, implicados. Pero es evidente que mucho material ya se ha perdido.

No queremos entrar ahora, aquí, a debatir sobre qué es más pertinente, ¿queerizar los archivos o archivar lo queer?, pero sí queremos apuntar la necesidad de intentar que no se pierda más material.

Este apunte nos vino a la cabeza con motivo de la exposición “Destape y Orgullo”,  organizada por Peter Toro, activista e investigador del colectivo. Esta muestra, que se pudo visitar entre junio y septiembre de 2019 en la NeoMudejar (Madrid), hacía un repaso de las publicaciones homosexuales de los años 70 y 80 en España. Peter Toro indagó en los archivos de la Biblioteca Nacional y de la agencia EFE, donde explica haber encontrado teletipos e imágenes que nunca habían sido publicadas.

Pero, como no sería justo olvidar otras experiencias, cabe recordar proyectos como el Arxiu desencaixat, que pudo visitarse el primer semestre de 2018 en el MACBA (Barcelona), o el Anarchivo sida, del colectivo Equipo re (Aimar Arriola, Nancy Garín y Linda Valdés).

Volviendo a la exposición “Destape y Orgullo”, nos ha interesado especialmente el hecho de que esta incluyera también un apartado dedicado al tratamiento que la prensa generalista dio por aquellas décadas al movimiento LGTBI.

Y, con todo esto en la cabeza, hemos elaborado esta cronología básica

– El 26 de junio de 1977 la organización clandestina Front d’Alliberament Gai de Catalunya convocó la primera manifestación homosexual de España. Fue en Barcelona. Y, dado que es posible consultar la hemeroteca online de La Vanguardia desde 1881, hemos querido comprobar qué se publicó sobre este hecho en este diario.

En La Vanguardia, 14 de noviembre de 1971

Pues bien, no hemos encontrado nada. Las noticias más cercanas a esa fecha nos han llevado hasta dos textos. Uno, publicado el 14 de noviembre de 1971 (imagen), en la que se habla de homosexualidad como una patología y otro, publicado el 30 de noviembre de 1978. Éste último es la noticia sobre una protesta por el asesinato del alcalde de San Francisco, del que solo sabemos que se llama “señor Milk”. De la ciudad, se dice lo siguiente: “en donde la moral sufre un crudísimo bajón”.  Este segundo texto, que estaba firmado por Ángel Zúñiga, se refería, efectivamente, a Harvey Milk, el primer funcionario electo de California abiertamente homosexual.

Para encontrar algo más interesante, tenemos que buscar en la prensa clandestina. Por ejemplo, en «Nous horitzonts», una publicación vinculada al PSUC. Les proponemos un pequeño viaje al pasado: Gais sense power (Nous horitzons Número 39 — Enero de 1978)

4 de julio de 1973. Se publica la primera portada homosexual en España. Aparece en la revista de sucesos “Por qué”. Incluía una fotografía de tres hombres en una manifestación en Nueva York. El titular de la imagen es: Olimpiada de “mariposas” en Nueva York. Y pueden leer ustedes mismos/as el resto de frases de la portada…

1976. “El Eco de Canarias” publica la fotografía de un beso entre dos hombres.

1976. Nace «Party», considerda un referente de la articulación de la cultura gay, pues suposo la apertura de un espacio de debate que dio cabida a la homosocialización mediante secciones de consulta y de publicidad de actividades comunitarias. Se considera la primera publicación abiertamente gay. Dio visibilidad al cine underground y marginal cuando éste se acercaba a las sexualidades disidentes (Alberto Berzosa Camacho, 2017)

«Party» surge tras el cierre de «Papillon». Esta última no era una revista sobre homosexualidad, pero fue la primera en incluir un destape masculino con personajes famosos.

 Las publicaciones especializadas dirigidas al público homosexual no se legalizaron hasta la aprobación de la Constitución en 1978.

1979. El 7 de julio de 1979 aparece por primera vez el vínculo gay y orgullo. Fue en el semanario satírico “El Papus” 

1987. Se publica el primer beso lésbico. Según explica Toro, era una instantánea de la agencia EFE que había sido hecha un año antes de su publicación.

Día Internacional de la Visibilidad Trans: Las personas trans en el cine

Autora: Amparo Huertas Bailén (Comunica LGTBI InCom-UAB / Máster en Comunicación LGTBI+)

Aunque creemos más en el trabajo continuado y en la lucha diaria que en las celebraciones puntuales, lo cierto es que hoy vuelve a ser 31 de Marzo, Día Internacional de la Visibilidad Trans, del mismo modo que también es cierto que la lucha por una mayor (y mejor) visibilidad se ha de mantener.

Desde este espacio -creado en paralelo a la puesta en marcha de la primera edición del Máster en Comunicación LGTBI+ de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) que esperamos pueda ser en el curso 2020-2021-, hemos seleccionado tres trabajos que creemos pueden ser útiles para todas aquellas personas que quieran indagar sobre cómo los medios de comunicación han representado las personas trans.

Una apuesta desde el activismo que lucha por el reconocimiento del transfeminismo

Serano, Julia (2004). Skirt Chasers. Why the media depicts the trans revolution in lipstick & Heels”. Bitch Magazine, issue 26 (Fall. 2004) (Este texto lo pueden encontrar traducido en el libro Políticas trans. Una antología de textos desde los estudios trans norteamericanos”. Editores: Pol Galofre y Miquel Missé, Editorial Egales)

Aunque, por el año en que fue escrito, la autora solo remite a series y películas de finales del siglo XX, su planteamiento sigue siendo útil:

A pesar de que la realidad es que hay tantos tipos de mujeres trans como de mujeres en general, la mayor parte de la gente cree que todas las mujeres trans quieren ser lo más guapas, cursis y pasivas posible” (ojo: hemos traducido el “pink” del original por “cursis”).

A partir de ahí, Julia Serano argumenta cómo los medios de comunicación han contribuido para que eso sea así: El modo en que los medios representan a las personas trans reafirma los estereotipos de género.

Serano habla sobre la imagen mediática de las mujeres trans y alcanza a definir dos modeles. Por un lado, la “trans fake” (impostora), el personaje que engaña sobre su género y que, cuando la trama le obliga a descubrirse, provoca reacciones tan fuera de lugar como que la persona que se siente engañada esté vomitando durante un buen rato tras ver su pene. Y la “trans patética”, el personaje cargado de fetichismos, que acaba siendo un individuo-caricatura, del que se muestra con todo detalle el proceso de maquillaje y transformación, y que al final no genera ningún lazo empático con el público. Pero, mejor, lean el artículo completo y saquen ustedes sus propias conclusiones.

No basta con hacer guiones que trabajen la tolerancia

John Philips (2006). Transgender On Screen. (Palgrave MacMillan)

Este es un estudio sobre las películas realizadas entre las décadas 1950 y 1990.

El autor destaca que, aunque sus guiones parezcan querer ahondar en una mayor tolerancia hacia las sexualidades disidentes, en realidad el modo de explicar las historias no hace otra cosa que reforzar los estereotipos. Al mismo tiempo, Philips también comienza a vislumbrar aquí los cambios que puede traer internet en relación a la representación mediática de las personas trans con, por ejemplo, una mayor expansión de la pornografía.

Una apuesta por el análisis del lenguaje cinematográfico al detalle

María Medina Vicent (2018): La construcción de la normatividad de género en el cine a través del uso de la luz. Cuestiones de género: de la igualdad y la diferencia. Nº. 13.

En este caso,  seleccionamos un fragmento del artículo.

Una cuestión que comparten la mayor parte de las películas analizadas es el reconocimiento del propio cuerpo que realizan los personajes frente al espejo. Se trata de una escena en la que el personaje se encuentra con su cuerpo cara a cara, un momento de una gran intensidad emocional que suele desarrollarse en el ámbito privado, en el hogar.

Desde mi punto de vista, resulta un momento trascendental a la hora de construir el relato, ya que es cuando se nos desvela la realidad no normativa de dichos cuerpos. Así, los/as protagonistas, al reconocer los límites de sus propios cuerpos en el espejo, están desvelándonos una parte central de su identidad, esa que no se ajusta a la normatividad y que les sitúa en una posición social de gran dificultad. En este sentido, resulta muy revelador comprobar cómo la luz configura dichos cuerpos”

Solo hemos seleccionado tres trabajos, pero, en realidad, hay muchos más:

– Asenjo Conde, David (2019) Artisbando representaciones «trans» e intersexuales en «Mi querida señorita»: discursos genérico-sexuales en el cine pretransicional

Jeremy Russell Miller (2012) Crossdressing Cinema: An Analysis of Transgender Representation in Film.

-…

1972 – Mi querida señorita – tt0067425 – Ivan Zulueta

Gran parte de las últimas investigaciones ahondan en:

– La excesiva fijación en la transformación del cuerpo, el antes y el después. Los medios parecen focalizar su objetivo en que el público pueda comprobar si realmente se ha conseguido anular todos los rasgos de la etapa anterior al cambio. Pocas veces se centran en la experiencia de la persona trans y, cuando lo hacen, suelen recrearse en el dolor y el sufrimiento.

– La presencia (o no) de actores y actrices trans. Recuerden que cuando un personaje trans es desarrollado por un actor/actriz trans se está trabajando también la inclusión laboral.

– Los motivos por los cuales se da una mayor visibilidad de las mujeres trans, en comparación con los hombres trans. Y, aquí, volvemos a recuperar otra idea de Julia Serano. Según la activista, el papel que la ficción viene asignando a los personajes femeninos propicia este desequilibrio. Que una persona decida perder los privilegios masculinos no resulta muy interesante, mientras que es mucho más fácil de explotar el modo en que una persona experimenta y juega con esas llamadas “armas de mujer” por la cultura machista.